domingo, 5 de junio de 2016

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"En cuanto vio la carta se puso a bizquear, le se arquearon los labios en una sonrisilla de entereza que la aventajó inconmensurablemente.
- ¿Te importaría - me dijo - abrir ese cajón y darme mi bolso? Para leer esta clase de cartas hay que llevar los labios pintados."

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